Diálogo de Humanos

…y entonces caminé en la oscuridad, pero no por gusto, es que no hay nadie, vine por un café, y no había nadie, vine por un pan, y no hay nadie.

Vaya! fui a mi restaurant favorito, y me dieron unas enchiladas encacahuatadas, con pollo, y ahí me enteré de lo difícil que es vivir bajo una pandemia: el pollo estaba verdaderamente muerto, no sólo olía mal, ¡tenia mal sabor!.

Vi que el cocinero no estaba, y que la cajera era la que fungía de mesera, y mi mesero favorito tampoco estaba, seguramente porque Edward es mayor, y lo mandaron a casa.

Este bicho está poniendo a prueba todo: nuestra habilidad para reaprender, aprender de nuevo el sentido de solidaridad, no de pose, sino en serio, someter nuestro interés a uno más genuino por los otros.

«Quédate en casa» la frase que se ha mantenido a lo largo de los días, desde que empezó la cuarentena, es la petición que prevalece para evitar el contagio. Para Fabi esto es impresionante, me dice: «no puedo creer que estoy viviendo una pandemia, eso era cosa de los abuelos, ellos sobrevivieron a esas cosas» La miro y pienso, que casi estamos tan confiados pensando que la ciencia nos ha librado de muchas de las enfermedades del siglo pasado, desde que distinguieron virus, de bacterias, de hongos, y así una larga lista, pensamos que nada de eso puede dañarnos, ya nos enteramos que no es necesariamente así.

Y están los que entregan su miedo a la fe, y se convierte en trance, así Vivian, se ha puesto en meditación cada mañana, y sus mudras, y sus mantras, le acompañan; recientemente me dice: «Aquí está la mudra para la garganta» yo sonrío desde nuestra vídeo llamada.  «mudra de la garganta» ¿será posible?

Me explica que tienes que ordenarle al cuerpo que se defienda, hablarle con cariño y activar tu merkaba de protección, silencio. Eso se respeta, digo, le miro y ella toda es un mar de tranquilidad, creo que seria buena compañera de pandemia, de desatarse el pandemonium, ella seria excelente aliada. Con sus mudras y mantras.

El que me sorprende es Rodrigo, con sus 120 kilos, su respirar de tirano saurio Rex, su andar de mediofondista olímpico, y su cabello  rasurado al puro estilo militar (como el Drago de rocky) él sonrie, y me dice muy resignado: «a la V… si hay que morir, hacerse a la idea, pero eso si, si ves que se complica mi caso, la eutanasia, nada de lloros y aferraciones, o de andar improvisando en mi cuerpo, que yo soy gordo, y buena onda, pero no seré contagiado pen… »  es un compromiso, que adquirí con el, y me causa rareza, porque digo yo, es que mis amigos se han puesto de acuerdo en platicarme sus últimas voluntades, sus testamentos para las mascotas, y su manera de sobrellevar esta pandemia. El bicho trae enseñanza, nos guste o no, pero eso da para otra reflexión.

 

 

 

Día Uno, Covid-19

Cuarentena, día uno,  Sábado 21 de Marzo de 2020. Así están las calles en la capital del Estado de Tabasco, habitualmente es una ciudad con mucho movimiento, son las 8 de la noche.

 

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Avenida Adolfo Ruiz Cortines. Foto G. Guerrero

 

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Foto: G. Guerrero.

 

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Una de las principales avenidas que cruza la ciudad capital: Adolfo Ruiz Cortines.Misma que conecta el sur del país,  con  la Capital de México.  Foto: G. Guerrero

 

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Plaza Olmeca, alberga comercios, normalmente concurridos. Foto G. Guerrero.

Y como estas imágenes, el resto de la ciudad lucía igualmente sola. No le reporto al Enterprise, la nave insignia de la Flota Estelar de la Federación Unida de Planetas de la serie televisiva Star Trek.  Únicamente registro este día, la hora, y los sentimientos de ver la ciudad, otroramente inquieta, en un completo silencio, donde taxistas y uno que otro ciudadano sale a recorrer las calles, de la silenciosa Villahermosa.

Camino…

TEMPUX EDAX II. EL TIEMPO DEVORADOR.

 

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Tere Bautista Valles,

Convencional no es, desde la mirada profunda, que siempre pregunta, “no, es no quedarme quieto” dice, mientras nos sentamos en el sofá de Galería Alkhimia.

Originario de Villahermosa,Tabasco, Héctor Alejandro Hernández García estudió en CEIBA(Centro de Interpretación de las Bellas Artes)  estudió artes plásticas con Rogelio Urrusti.

Domina Tinta y papel, lo domina más, porque dice “hay una memoria en lo que más se ejecuta, es lo que más se te impregna, hago óleo, hago acrílico, grabado no mucho porque soy medio hermitaño y estoy en mi casa haciéndolo”.

TBV: Tempux Edax es tu primer exposición?

HAHG: no, yo antes me reprochaba porque exponía tan poco, pocas veces, porque soy un artista desde hace más de 20 años, pero mi producción no es basta, pero desde el principio he tenido la idea de exponer algo que valga , que cuente algo, que sacuda a alguien, desde que empecé no he pensado en exponer cosas comunes, y acumular exposiciones por acumular, sin tener una respuesta, no es lo mio. Yo quiero decir algo con lo que expongo, ahora ya me perdoné, ya entendí, porque cuando empecé yo quería hacer una obra de acá,grande,  que la gente se sacudiera y dijera !oye!, pero ese es un camino más lento que lo otro. Llevo 20 años tratando de exponer una historia que le diga algo a la gente.

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Héctor Alejandro  Hernández García.

TBV:Qué me quieres contar en Tempux edax?

HAHG: En “el tiempo devorador”, el hilo conductor de esta exposición es el representante de un ente, no es un ojo como tal, que te observa. Es el representante de un ojo que te observa, antes así lo pensé , ese ojo  era dios, que te está observando, y que te está juzgando. Con toda la modernidad, me desfacé de ese concepto de dios y empecé a ver que con las redes sociales los seres humanos ya suplantamos a dios, esos ojos representan ese dios y ese humano que esta con un teléfono, y todos están observando a todos, y se suben las fotos, ese es un ente que te está juzgando, que te está observando, es como la vulneración de la intimidad, ya no le tenemos tanto miedo a dios, sino al linchamiento social. Hay gente que ha perdido su trabajo por decir una tontería, que fue grabada por ese ente que te está viendo, que te está juzgando. Es una intromisión a tu intimidad.

Entonces la gente está entendiendo de lo que trata, de la vigilancia, del castigo y eso para mi, es importante, yo sé la historia, pero no quiero ser un expositor, un pintor, un dibujante que te dé una visión, y eso es así porque yo lo digo, no, yo quiero que la gente encuentre diálogos. Tengo la satisfacción de que las personas se acercan y me cuentan, qué le dice mi trabajo, para cada observador se establece un diálogo. Esa es la finalidad. Estoy comunicando.

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Héctor Alejandro: quiero tener una narrativa qué ofrecer.

TBV: el planteamiento de la obra  es un trasfondo social también.

HAHG: Sí, es la sociedad actual.es lo que pasa, son conceptos como el amor, la muerte, el paso del tiempo y todos envueltos en eso de juzgar, de ver qué se está haciendo. La única constante en el mundo: todo es perecedero. La entropía, ese principio que se aplica a estas cosas, todo lo que está ordenado, su única finalidad es degradarse. Como el cuerpo humano que es perfecto en su funcionamiento, pero que tiene un fin. Entonces mis personajes se enamoran, incluso hacen brujería, hacen supercherías, son seres comunes y corrientes.

TBV: Háblame de esta alegoría , mientras señalo un caracol.

HAHG: es una alegoría que siempre me ha acompañado, el caracol, la concha marina que está soñando, está aprisionada su vida y su sueño, y los ojitos siempre están vigilando. Me movió una pieza de Silvio Rodríguez que se llama  “Canción de invierno”, habla de una mujer adulta que está sola, y yo saco de eso, mi propia interpretacion, esta es una mujer  sola, no hace lo que tiene que hacer porque está juzgada, encerrada en su caparazón. Y así cada pieza, tiene una referencia, como en su momento la lectura de “Pedro Páramo” me movió hacer las piezas de las estaciones. El diálogo que rocojo de la obra de otras gentes, lo incorporo para hacer mi trabajo.

TBV: Te da miedo que te señalen de “pintor oscuro”?

HAHG: no, tengo miedo de que me señalen de pintor aburrido. Por eso en mi vida no he expuesto mucho porque quiero darle algo a la gente. Si te fijas no hallas en mi trabajo cosas obscenas, porque la provocación es fácil. Cháirez y su “Zapata”, provocar es tan simple. No quiero hacer eso. Que el debate sea la técnica y qué historia te cuento. Pero no soy obsceno ni vulgar.Me defino como artista visual porque navego por etapas. El camino ha sido duro, para que la gente se acostumbre a ver algo que no es habitual aquí, aquí hay mucho costumbrismo. Siempre lo he comentado en las tertulias y las reuniones,  si hago un pejelagarto con muchos colores, a la gente le va encantar,  y probablemente lo compren al precio que yo le ponga, pero ¿qué les estoy contando?. Estoy llegando al límite del dibujo, quiero volver a pintar.

Héctor es un artista que pregunta constantemente lo que observa, y se pregunta a sí mismo. Disciplinado en el trazo, definido por una técnica aplicada sin miedo, en el dibujo no hay equívocos,  ¿estudio? Sí, lee y abreva ideas que explota con las temáticas de este su tiempo, el tiempo que todo lo devora, que fenece en circunstancias, que como nos platicó, suelen ser incluso tremendamente cotidianas. Su universo está constituido por etapas, influenciadas según sus vivencias, su mirada que se extiende en lo cotidiano. Esa fuerza que le habita, se escudriña en su trabajo, la interrogante constante que le lleva a trazar un camino, hoy de tinta y dibujo.

 

TEMPUS EDAX I

«Tiempo…el devorador de todas las cosas.»

Conocer al artista plástico Héctor Alejandro Hernández García, me lleva a publicar primero su trabajo, que vive comprometido con sus entrañas, por eso, como el tiempo que todo lo lleva al extremo, según se vea, se asuma, o se controle, si se puede, Héctor nos grita, desde el dibujo a tinta que en esta ocasión presenta. Les dejo parte de su exposición.  A ver qué te dice a ti.

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Mirar, quién nos mira? para qué?
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Las manos de un artista, yo sé quién es…
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Que viste,  qué sentiste con mi obra? HAHG
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qué me rodea, que estamos en ese constante acecho  

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En la entrevista platicamos sobre el tiempo, y su trabajo actual, que será expuesto en un conocido hotel local. El tiempo, puede ser liquido, puede ser denso, depende de cómo lo llevemos, la entrevista está cocinándose, y está a punto.

9M…

Caminé hacia la sucursal de Teléfonos de México, y pagar  mi servicio telefónico implica no quedarme sin internet, y lo primero que aprecié al entrar, fue la abundancia de señores en todos los módulos. Jóvenes vestidos con el uniforme blanco y azul de la empresa, daban instrucciones a otros hombres, y a su vez acomodaban productos.

Escasez de mujeres, me dije. Cierto es el 9 de marzo, posterior a la conmemoración del día de la mujer, la resaca es su ausencia. Además de los destrozos en los edificios y estatuas del centro histórico en la CDMX, las hermanas se pasaron, es la ira que no se contiene. ¿Justificada ira? debería ser hacia las personas correctas, o sea, que de todas maneras es necesaria? No, pienso que no. Pero en una convocatoria abierta, llega de todo, y es espacio para expresarse. Y mucho es el silencio cómplice de quienes en el pasado pudieron hacer, y no hicieron nada, así que entiendo la ira. No se olvidan otras ausencias que pesan, y quizá esa ira con la que fueron violentadas esas mujeres por las que se marcha, se regresa desde las encapuchadas. «Tocan a una, nos tocan a todas», cierto es la suma de la cooperación entre mujeres, no importa que no nos conozcamos, pero sabemos sentir lo que la compañera.

Sonreí de saber que atrás había dejado un banco por el que pasé, y tenía un letrero que decía: «En esta sucursal nos sumamos al paro nacional: «el 9 ninguna se mueve» nuestro talento mayoritariamente son mujeres, y nos unimos a la lucha» .

Además de un restaurante local que me gusta, de comida libanesa, exactamente decía su letrero en la web: «»Estimados Clientes: en «La Noria» apoyamos la iniciativa…¡El nueve ninguna se mueve!! # un día sin nosotras».

Pero lo que terminó de completar mi día fue el diálogo que escuché:

-Y las cajeras?- cliente que entró a Telmex, preguntando en uno de los módulos.

-disculpe señor, la empresa se sumó al paro nacional sin mujeres.

-entonces me vas ayudar?

-depende de cuál sea su trámite

-es que me dice mi línea que debo mutar a fibra óptica, y …- lo interrumpe el empleado

-mire señor, mejor regrese mañana que estén aquí las compañeras.

-ah si?…de plano?….sí que son necesarias las mujeres pues.

-0-

silencio.

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Ausencia de mujeres…

Dos días que fueron tomados por todas, pero de alguna o de otra manera, falta incluir a las que no se pueden escapar de una situación apremiante, las que viven al día: vendedoras de aguas, de comida, de dulces, campesinas, indígenas, a ellas también hace falta buscar, incluir, estar y acompañar, decirles que hay opciones, que la vida no es un cubo sin salida. Que no tienen que morir atadas a un fogón, a una batea llena de ropa para lavar, de cubetas de agua que cargar hasta casa, de permanecer atadas a un hogar prisión donde las ideas no florecen, que el silencio y la inmovilidad pueden matar.

Esto no sólo es para gritar y decir: «nos están matando», es para recordar a las pioneras, aquellas por las cuales, tenemos servicio médico, (en mala situación, por malas administraciones) el derecho a un salario, a un aguinaldo (injustamente gravado) a estudiar lo que quieras, a conducir, a no casarte si no quieres, o no tener hijos, si no está en tí ser madre (hay gente que no entiende esto), pero que siempre, siempre, esas mujeres, sabían desde su ser interno, (ese que te habla desde las entrañas) qué es lo que querían.  Hoy las demandas en México tienen que ver con: vivir.

Que no maten mujeres porque las odian, porque  son lo que ellos no pueden ser,  porque son el deseo retorcido de alguien que no comprende la belleza, la ternura, la fuerza, la valentía, la sonrisa franca, el cabello al viento, tampoco es justificante  por que la ropa deja ver formas suaves, curvas, firmeza, el asomo de un sostén, el olor suave, único de cada mujer. Esas no son razones para seguir, acosar, verlas sentir miedo, someterlas, aplastarlas, matarlas.  Ir como jauría tras ellas, cazarlas. Eso no es una victoria.

¿Quién ha movido todos estos hilos hasta aquí? para llegar hoy hasta aquí. La violencia no es normal.

Queda mucho camino para dialogar…

 

 

 

 

 

 

Un colibrí en la blusa…

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Foto: Tere B.V.

El presente texto fue publicado en el periódico La jornada el 21 de octubre de 2012, y representa por sí mismo, mucho de lo que ahora seguimos viviendo. Efectivamente como escribe Elena Poniatowska : «Es tan injusta la historia de las mujeres en nuestro país, es tan eficaz el ninguneo al que se les somete…» que requerimos volver a esas historias que no deben perderse nunca, la de Alaíde Foppa es precisamente una de esas historia de mujeres emblema, que todos debemos conocer y no olvidar.

Alaíde Foppa: 31 años después

Elena Poniatowska

Alaide Foppa, de visita en Guatemala, desapareció el 19 de diciembre de 1981, hace 31 años. A partir de ese momento, Alaíde empezó a vivir dentro de nosotros, intensa, dolorosamente. La envolvimos en palabras, en meditaciones, la evocamos, la recreamos, le dimos vuelta una y otra vez, como burros de noria, con la esperanza de que nuestra insistencia la haría materializarse. Ahorita va a abrir la puerta y va a entrarSonará el teléfono y oiré su voz.

Todas las mañanas recortamos en los periódicos, sobre todo en el unomásuno lo que se publicaba sobre Alaide, fotos que no conocíamos, y nos enteramos de aspectos de su vida antes ignorados. Sus hijos Mario y Juan Pablo, nacidos en México, habían vuelto a Guatemala y luchaban en el Ejército Guerrillero de los Pobres; Silvia, su hija, también guerrillera se había refugiado en Cuba. El único que permanecía en México era Julio, el hijo que tuvo con el ex presidente de Guatemala Juan José Arévalo, antecesor de Jacobo Arbenz.

A Alaíde, le habían dicho que ya no vivían ni Mario ni Juan Pablo. Además de las manifestaciones en contra del terrible presidente de Guatemala, Romeo Lucas García frente a la embajada y de las marchas en la avenida Juárez, Marta Lamas y otros hicimos todas las antesalas posibles, las de Gobernación, las de la Presidencia y las de Relaciones Exteriores, fuimos y venimos y en esos días de vía crucis recogimos la indignante, la escandalosa información sobre los asesinatos en Guatemala, uno de los peores crímenes del continente latinoamericano. ¡Y si no que lo diga Rigoberta Menchú a quien le quemaron a toda su familia!

En la madrugada, como un rezo, una jaculatoria aparecía en el unomásuno (regalo de unomás uno) un pequeño anuncio: Hoy hace 25 días, Alaíde Foppa desapareció en Guatemala. Hacemos responsable a ese gobierno por su vida. Lo firmaba el Comité Internacional por la vida de Alaíde Foppa. Se fueron ensartando los días, un día más sin Alaíde, un día más sobre un montón de días, un día más como una paletada de tierra sobre una situación atroz, intolerable. Pensé que el día en que el escueto desplegado desapareciera nos habríamos acostumbrado a él como a cualquier otro anuncio, porque tal parece que en América Latina resulta más fácil convivir con la tragedia y la injusticia que con lo libertad. Familiarizarse con la desgracia e integrarla a nuestra vida cotidiana se va haciendo costumbre como nos vamos acostumbrando a los 60 mil muertos de la guerra contra el narcotráfico en este sexenio mexicano.

La desaparición, lo sabemos, es la mejor forma de tortura y la inauguramos en América Latina. Así lo sintetizó Ariel Dorfman en un poema:

Quiero que me respondan con franqueza/ ¿qué época es ésta,/ en qué siglo habitamos,/ cuál es el nombre/ de este país?/ ¿Cómo puede ser,/ eso les pregunto,/ que la alegría de un/ padre,/ que la felicidad de una/ madre,/ consista en saber/ que a su hijo/ lo están/ que lo están torturando?/ ¿Y presumir por lo tanto/ que se encontraba vivo/ cinco meses después,/ que nuestra máxima/ esperanza/ sea averiguar/ el año entrante/ que ocho meses más tarde/ seguían con las torturas/ y puede, podría, pudiera,/ que esté todavía vivo?

Si hay una heroína romántica de América Latina en el siglo XX es Alaíde Foppa, reconocida en México en 1981 por su desaparición en Guatemala. Es tan injusta la historia de las mujeres en nuestro país, es tan eficaz el ninguneo al que se les somete que fue necesario un gran escándalo político para que a Alaíde se le reconociera. Si no desaparece, el nombre de Alaíde sólo estaría ligado a la poeta, la feminista, la crítica de arte, la maestra, la traductora, la madre de familia con dos hijos asesinados. El escándalo de su desaparición, su tortura y su muerte bajo el gobierno de Romeo Lucas García que antes había asesinado a sus dos hijos guerrilleros, Mario y Juan Pablo, la convierten en la heroína del feminismo mexicano.

En México las mujeres que destacan son fácilmente sepultadas. Desaparecida Alaíde, sin lugar sobre la tierra, sin tumba, sin cadáver, sin huesos que el tiempo pueda blanquear, cobra su verdadera estatura por la fuerza del crimen político cometido por el general Romeo Lucas García.

A raíz de su desaparición, la vida de Alaíde es un libro abierto al que puede asomarse cualquiera.

Esposa, madre de cinco hijos, Julio, Juan José Arévalo, Mario, Silvia, Laura y Juan Pablo, hijos de Alfonso Solórzano, militante comunista, perseguido en su país, Guatemala, que tuvo que exiliarse en México para escapar a la muerte, Alaíde escribió: Cinco hijos tengo,/ cinco caminos abiertos,/ cinco juventudes,/ cinco florecimientos, los cinco dedos de mi mano.

A lo largo de mi propia vida, muchas veces he pensado en la actividad desmesurada y sacrificada de Alaíde. Olvidada de sí misma, se entregaba demasiado, hacía demasiado. Sabía que el tiempo no vuelve, que arde y sólo deja un montoncito de cenizas. Muchas veces nos dijo a Marta Lamas y a mí: Quiero esconderme en Tepoztlán y dedicarle unos días a mi poesía. Alaíde derrochaba energía, acumulaba las citas de trabajo y relegaba su propia obra. Tampoco creía mucho en ella. Así lo escribió:

Quisiera decirlo todo/ con unas pocas palabras cotidianas/ y que al decir/ manzana/ vibraran en el aire/ frescos colores/ sabores acidulados/ equilibrios formales/ memorias/ símbolos./ Pero/ ¿hace falta la palabra/ si existe la manzana?

o

“Una poesía/ nació esta mañana/ en el aire claro.

Estaba distraída,/ se me fue de la mano.”

Alaíde se preguntaba a sí misma: ¿Hace falta mi poesía? Apresurada, la ahorcaron las obligaciones. No sabía decir que no. Se preguntaba, sí, cuáles son las cosas que de veras importan, pero de inmediato la saturaban las citas y los compromisos. El tiempo que nos devora a todos la hacía a ella como le daba la gana. El tiempo la angustiaba como consta en su poesía.

Llegué siempre tarde/ y me sigo nutriendo/ de urgente futuro/ de tiempo inexplorado/ de riesgos y esperas,/ como si fuera cierto/ que renacieran los días.

¿Renacen los días para las mujeres? Quizá sí. Alaíde se preparaba para un renacimiento. Después del asesinato de su último hijo Juan Pablo y de la muerte estúpida de un Alfonso Solórzano abstraído, atropellado por un automóvil en la avenida Insurgentes, Alaíde decidió poner el tiempo que a ella le restaba al servicio de la guerrilla guatemalteca. Abandonó la casa de Hortensias en la colonia Florida y repartió sus muebles y sus cuadros. No divulgó sus intenciones, pero nació en ella la inmensa, la honda esperanza de serles útil a los guerrilleros guatemaltecos que la visitaban en su casa. Ella sería su contacto, ella trabajaría para ellos. ¿Quién iba a sospechar de una señora de más de 60 años, bien vestida, prudente, dulce, fina y encantadora?

En un estremecedor Poema de Navidad para Alaíde dice Isabel Fraire que no se dio cuenta que Alaíde era tan hermosa, que en las fotografías que repasa una y otra vez aparece su belleza, hecha de profundidad y de tristeza. También a nosotros, como a Isabel Fraire, se nos borran los rostros en el espejo, también vivimos sin detenernos, sin poner atención. Somos ciegos, sordos, mudos. Cuando alguien se va, nos damos cuenta que lo conocimos a medias, lo escuchamos a medias, lo quisimos a medias y que ahora sí, ¿quién va a responder a nuestras preguntas? Esta hambre comenzó con la desaparición. ¿Por qué no le pregunté? ¿Por qué no la vi con mayor frecuencia? ¿Por qué no permanecí más a su lado? ¿Por qué vivimos siempre a las carreras? Nos quedamos en la otra orilla, llenos de imágenes a las que quisiéramos añadir color, fuerza, completar, que no fueran tan frágiles y perecederas y de golpe tenemos la certeza de que no sabemos nada. Cuando muramos, también morirán estas imágenes interiores. Nosotras las de Fem, Marta, Tununa, Sara, Carmen, Margarita aún retenemos la voz de Alaíde pero nuestros hijos, nuestros nietos la olvidarán más pronto. Significativa, profunda y dulce, la voz de Alaíde recubierta de espíritu como una segunda piel, era inteligente y un poco triste. La bebimos en su programa de radio Foro de la mujer y al oírla supimos que jamás podremos aceptar que un ser fundamentalmente bueno e inocente, fuera, junto a miles de guatemaltecos, asesinado por un régimen fascista: el de Romeo Lucas García.

Alaíde es el símbolo de la lucha de las mujeres latinoamericanas por la libertad, contra la infamia de la desaparición, apenas un pequeño colibrí que las mujeres quichés bordan en su huipil en señal de duelo cuando sus hombres no vuelven de la guerra, de la cacería o son asesinados en un campo de maíz, a traición, para luego aparecer en una zanja calcinados como los 21 campesinos que se atrevieron a tomar, en señal de protesta, la sede de la embajada de España en Guatemala, el jueves 31 de enero de 1980.

 

Camino, los colibríes se multiplican…

Camino de hoy

CLARA ZETKIN

Marxista alemana, propone el día de la mujer en 1910 durante la

Conferencia Internacional de mujeres Socialistas.

La abuela del comunismo , como fue llamada, logró que el día fuera creado, y así unir las luchas de las mujeres trabajadoras. Clara tenía presente que ese día implicaba luchar por los derechos de las mujeres que se veían afectadas por la industrialización.  Originalmente la celebración se enfocó por los derechos laborales, posteriormente, en algunos países tomaron ese día para celebrarlas como madres, pero, la lucha continuó por los senderos de la lucha laboral. Su lema era «Derecho a votar para las trabajadoras».

 

Camino…